La Organización de Estados Americanos ha engañado terriblemente a la población sobre las elecciones bolivianas

25 Noviembre 2019

Mark Weisbrot
Contexto y Acción, 20 de noviembre, 2019

Tenemos Noticias, 25 de noviembre, 2019
MarketWatch, 19 de noviembre, 2019

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Los hechos no muestran nada sospechoso sobre la victoria de Evo Morales

¿Cuál es la diferencia entre una mentira descarada (decir que algo es cierto sabiendo que es falso) y una representación material premeditada que consigue el mismo fin? Veamos un ejemplo que difumina los límites entre las dos, hasta el punto de que la distinción prácticamente se desvanece.

Y las consecuencias son bastante serias; esta tergiversación (o mentira) ya ha jugado un papel crucial en el golpe militar del domingo pasado en Bolivia. Este golpe militar derrocó al Gobierno del presidente Evo Morales antes de finalizar su actual mandato — en el que nadie disputa que haya sido electo democráticamente en 2014.

Lo que podría venir después son más represiones violentas e incluso una guerra civil.

La misión de la OEA

La Organización de Estados Americanos (OEA) envió una Misión de Observación Electoral a Bolivia, encargada de monitorear sus elecciones nacionales del 20 de octubre. El día después de las elecciones, antes de que se contabilizaran la totalidad de los votos, la misión emitió un comunicado de prensa anunciando su “profunda preocupación y sorpresa por el cambio drástico y difícil de justificar en la tendencia de los resultados preliminares…”.

A lo que se refería la OEA es a esto: hay un “conteo rápido” oficioso de los resultados de la votación que realizan empresas que suben los resultados a una página web, a medida que las actas de escrutinio están disponibles.  A las 7:40 pm del día de las elecciones, habían informado los resultados con el 84% de los votos contados, y luego dejaron de informar durante 23 horas (explicaré más sobre esto a continuación). Cuando se reanudaron los resultados del conteo rápido, con el 95% de los votos escrutados, la ventaja de Morales había aumentado del 7.9%, que tenía antes de la interrupción, a poco más del 10%.

 Este margen era importante porque para ganar sin una segunda vuelta, un candidato necesita la mayoría absoluta, o al menos un 40% más un margen de 10 puntos sobre el segundo candidato más votado. Este margen —que creció al 10.6% cuando se contaron todos los votos en el recuento oficial— reeligió a Morales sin necesidad de una segunda vuelta.

La ventaja de Morales se incrementó de manera constante

Ahora bien, si usted tiene alguna experiencia con procesos electorales o tal vez cierto conocimiento de aritmética, ¿qué es lo primero que le gustaría saber sobre los votos que llegaron después de la interrupción? Usted podría preguntar, ¿las personas en esas áreas eran diferentes de las personas en las circunscripciones promedio del primer 84%? ¿Y fue repentino el cambio en el margen de Morales, o fue una tendencia gradual que continuó a medida que se reportaban más hojas de votación? Es posible que incluso desee hacer estas preguntas antes de expresar “profunda preocupación y sorpresa” sobre lo que sucedió, especialmente en una situación políticamente muy polarizada que ya se estaba tornando violenta.

Una mirada a esos datos muestra que la variación en la ventaja de Morales fue en realidad gradual y continua, y comenzó a aumentar muchas horas antes del parón en el conteo rápido. Puede ver esto en un gráfico de los resultados.

Es la ubicación geográfica

¿Por qué sucedió? La respuesta es simple y no tan infrecuente: las personas en áreas que reportan sus votos en la última tanda (más tarde) simpatizan más con el MAS (el partido de Morales, el Movimiento al Socialismo) que las personas en áreas que informaron más temprano sus resultados. De ahí el aumento gradual y continuo en la ventaja de Morales, a quien los votos después de la interrupción lo colocaron a la cabeza.

La OEA ha publicado dos comunicados de prensa, un informe preliminar y una auditoría preliminar sobre la elección. ¿Cuántos de estos contenían el descrédito a los resultados electorales sugeridos en la “profunda preocupación y sorpresa” citada anteriormente? Tres. ¿Cuántos contenían alguna información sobre la diferencia entre el porcentaje de votantes afines al MAS/Morales en áreas que reportaron sus resultados más tarde respecto a los que reportaron antes? Cero.

De hecho, la interrupción en el conteo rápido tampoco fue una señal de ningún juego sucio.

El conteo rápido no es legalmente vinculante

El recuento rápido se realiza además del recuento oficial y no tiene valor legal para determinar los resultados.  Su intención, ni promesa, nunca fue ser un recuento completo; en anteriores elecciones ni siquiera llegó al 84%.

Es solo una serie rápida de capturas, realizadas por empleados contratados, para proporcionar resultados tempranos antes de que se realice el conteo oficial. Es lógico que las autoridades electorales no quieran dos conjuntos de resultados de votación, que son intrínsecamente diferentes, emitiéndose al mismo tiempo en una situación política polarizada con tendencia a la violencia.

Para aquellos que prefieren los números a los gráficos: el margen de Morales en el primer 84% de los votos fue del 7.9%, como se señaló. Si observamos el 16% restante de las circunscripciones, y nos preguntamos, ¿cuál es el margen ‘pre-interrupción’ de Morales en las áreas donde se ubicaron estas circunscripciones de informes posteriores? Ese margen es de alrededor del 22%. Una vez más, una explicación simple de cómo aumentó su margen con la llegada de los informes posteriores de votación.

Llevando a cabo un análisis estadístico incluso más contundente, podemos proyectar el recuento de votos restante (y, por lo tanto, total) sobre la base del primer 84% reportado. Y —sin ninguna sorpresa— el margen final proyectado de Morales basado en el primer 84% de los votos resulta ser poco más del 10%.

Es difícil, casi imposible, de creer que esta misión de la OEA, o sus superiores del Departamento para la Cooperación y Observación Electoral de la OEA, sintieran “profunda preocupación y sorpresa” y, sin embargo, fueran tan incompetentes como para ni siquiera mirar estos datos.

Tres mentiras

Es por esta razón que diría que mintieron al menos en tres oportunidades: en el primer comunicado de prensa, en el informe preliminar y en la auditoría preliminar. Y es por eso que consideraría con gran escepticismo las acusaciones presentadas en su auditoría preliminar y en sus otras publicaciones, a menos que investigadores independientes pudieran verificarlas a partir de datos disponibles públicamente.

Y la OEA no es tan independiente en este momento, ya que el Gobierno de Trump promueve activamente este golpe militar y Washington tiene más aliados de derecha en la OEA que hace unos años.

Sin mencionar que Estados Unidos suministra el 60% de su presupuesto. Pero la OEA ha abusado terriblemente de su mandato en el monitoreo de otras elecciones, ayudando a revertir los resultados electorales a conveniencia de Estados Unidos y sus aliados: un ejemplo devastador fue el de Haití en el 2000, y también en ese mismo país en 2011.

Más evidencia: en las últimas tres semanas, la OEA se ha negado a responder públicamente preguntas de periodistas sobre sus declaraciones o los informes de las elecciones.

Tal vez temen que un periodista astuto haga preguntas como estas: ¿Hay alguna diferencia entre las preferencias políticas de las personas que viven en áreas de informes posteriores en comparación con las anteriores? ¿No explica esto cómo el liderazgo de Morales aumentó a más del 10% a medida que llegaron los votos de más áreas pro-Morales? ¿Por casualidad, se ha hecho algunas de estas preguntas?

Como soy economista, creo en los incentivos: ofrezco una recompensa de $500 al primer periodista que pueda obtener on the record una respuesta sustancial a estas preguntas por parte de un funcionario de la OEA. Incluso si lo que dice resulta ser mentira.

Traducción por Francesca Emanuele

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