09 Marzo 2023
Washington, DC — Un nuevo reportaje del Associated Press, que proporciona evidencia adicional de las violaciones éticas cometidas por el Secretario General de la OEA, Luis Almagro, es solo la “punta de un iceberg grande y mortal,” dijo Mark Weisbrot, Co-Director del Centro de Investigación en Economía y Política.
“Lamentablemente esta no es la única, ni la más grave, de las violaciones a las reglas de la OEA que han ocurrido bajo la dirección de Almagro. Su papel, y el de los observadores electorales de la OEA en el golpe militar de 2019 en Bolivia, ha sido bien documentado,” dijo Weisbrot.
“Irónicamente, la OEA tiene el mandato de proteger la democracia en el hemisferio, pero los estados miembros la ven cada vez más como un ejemplo de lo que sucede cuando se derrumba el estado de derecho.”
Durante más de tres años, miembros del Congreso de los Estados Unidos han estado exigiendo respuestas de la OEA, incluyendo el propio Almagro, sobre su papel en el golpe de 2019. Pero la OEA se ha negado a responder.
Una de las preguntas más sencillas que la OEA se ha negado a contestar es también la más condenatoria. Tras las elecciones de 2019, que fueron observadas oficialmente por la OEA, tanto la organización como el propio Almagro emitieron cinco informes y declaraciones, incluyendo una auditoría preliminar, que acusó al gobierno de haber robado las elecciones mediante fraude.
La acusación se basó en que la ventaja del presidente Evo Morales en el conteo de votos aumentó durante el último 16 por ciento de los votos contados. Es común que cambios de este tipo ocurran a medida que se cuenten los votos de diferentes partes de un electorado con variaciones demográficas o políticas. Es un fenómeno que los estadísticos entienden bien así como la mayoría de las personas que han seguido la transmisión de resultados electorales por televisión.
Sin embargo, en los cinco informes y declaraciones de Almagro y la OEA difundidos después de las elecciones bolivianas, nunca se mencionó esta posibilidad. Los miembros del Congreso preguntaron repetidamente si los observadores de la OEA habían pensado en esta posibilidad. Siguen esperando una respuesta tras reiterados interrogatorios durante más de tres años.
“Almagro y sus observadores electorales no pueden responder a esta pregunta porque no hay una respuesta veraz que no implicaría a la OEA y Almagro en una operación similar a las acusaciones de fraude electoral del ex presidente Trump, durante las elecciones estadounidenses de 2020,” dijo Weisbrot. “Como en el caso de Trump y sus seguidores insurrectos, ahora se sabe bien que no hubo evidencia de que las elecciones bolivianas del 2019 fueron robadas. Pero la OEA permitió que los insurrectos bolivianos lograran anular los resultados.”
Como informó el New York Times, el análisis “erróneo” de la OEA inmediatamente después de las elecciones alimentó “una cadena de eventos que cambió la historia de la nación sudamericana.”
El golpe respaldado por Trump, y que la OEA ayudó a provocar, fue liderado por otro movimiento de supremacía de la raza blanca, el cual instaló un gobierno que cometió masacres de manifestantes indígenas, como los que documentó el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes). También derrocó al primer presidente indígena – elegido democráticamente – de Bolivia, un país que tiene el mayor porcentaje de personas indígenas en las Américas.