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¿El alivio de sanciones impulsó la migración venezolana a Estados Unidos? Una reevaluación de los resultados de Bahar y Hausmann

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Abstract: Bahar y Hausmann (2025a) sostienen que los aumentos en los ingresos petroleros de Venezuela conducen a mayores flujos migratorios, basándose en datos de migración irregular hacia Estados Unidos. Mostramos que sus resultados se deben a una especificación empírica defectuosa, aparentemente producto de un error de codificación. En lugar de utilizar variaciones interanuales, Bahar y Hausmann aplicaron un operador de diferenciación complejo sin una interpretación económica significativa. Al corregir este error, su resultado principal desaparece. Además, en la medida en que existe alguna correlación positiva entre la migración venezolana y los precios del petróleo, esta parece reflejar la influencia de una variable omitida clave: las condiciones económicas en Estados Unidos, que también estuvieron altamente correlacionadas con los precios globales del petróleo durante el período de estudio.
En un documento de trabajo recientemente publicado, acompañado de un artículo de opinión, Dany Bahar y Ricardo Hausmann argumentan que los ingresos petroleros de Venezuela están positivamente asociados con la emigración de venezolanos.1 Llegan a esta conclusión a partir de su análisis de series temporales que relacionan datos mensuales de encuentros en la frontera de Estados Unidos con migrantes venezolanos y los ingresos y precios del petróleo venezolano. Afirman haber encontrado una relación positiva entre la migración y tanto los ingresos petroleros como los precios del crudo, e interpretan este resultado como evidencia de que mayores ingresos petroleros, al estabilizar al gobierno venezolano, llevan a más personas a decidir huir del país.
Las implicaciones de política de esta conclusión son, de hecho, de gran alcance. Si privar a la economía venezolana de ingresos petroleros lleva a una menor —y no mayor— migración, entonces, argumentan Bahar y Hausmann, “no hay un conflicto entre acciones dirigidas a debilitar a Maduro y los riesgos migratorios.”2 Según ellos, una caída de los ingresos petroleros producto de las sanciones aumentaría la percepción, entre los venezolanos, de que un cambio de régimen es más probable, lo que los llevaría a quedarse en el país con la esperanza de que dicho cambio se materialice. Además, empobrecer la economía podría también reducir la emigración al dificultar económicamente la posibilidad de migrar. En palabras de Bahar y Hausmann, “migrar es una inversión costosa, y menores ingresos pueden hacerla menos accesible.”3
Sin embargo, las implicaciones normativas de estas afirmaciones resultan preocupantes. En primer lugar, parece moralmente problemático abogar por dañar intencionalmente la economía venezolana bajo el supuesto de que empobrecer aún más a los venezolanos reducirá la migración al atraparlos dentro de una economía colapsada. Además, no está claro por qué los venezolanos —que vieron cómo el control de Nicolás Maduro sobre el poder se fortalecía durante un episodio previo de sanciones económicas punitivas— esperarían ahora que una reducción de los ingresos petroleros lo lleve a abandonar el poder. De hecho, la literatura empírica sobre la eficacia de las sanciones generalmente encuentra que estas son relativamente ineficientes para generar cambios de régimen,4 mientras que Idrobo5 ha mostrado recientemente, utilizando datos administrativos, que las sanciones tienden a motivar la emigración de simpatizantes de la oposición, lo que a su vez refuerza el poder del régimen.
El caso de Venezuela también resulta peculiar como ilustración de la hipótesis de Bahar y Hausmann de que mayores ingresos petroleros conducen a una mayor emigración. Venezuela, un país con tasas de emigración tradicionalmente bajas, experimentó el mayor éxodo jamás documentado en la historia del hemisferio occidental a finales de la década de 2010 —un período que coincidió con una caída del 93 por ciento en los ingresos petroleros y una disminución del 71 por ciento en el producto interno bruto per cápita (véase la Figura 1). Pero si Bahar y Hausmann tuvieran razón, uno esperaría que la emigración desde Venezuela hubiese disminuido, no aumentado, cuando colapsaron los ingresos petroleros. No está claro cómo los autores explican estos hechos.
Figura 1: Ingreso per cápita y emigración en Venezuela, 2010–2024
Los hallazgos de Bahar y Hausmann resultan desconcertantes a la luz de la evidencia empírica existente sobre sanciones económicas, migración y el colapso económico de Venezuela. Una amplia literatura ha documentado los efectos negativos significativos de las sanciones sobre las condiciones de vida en los países objetivo.6 En particular, existe evidencia sólida de que las sanciones conducen a recesiones y se asocian con una mayor probabilidad de colapsos del crecimiento.7 Al mismo tiempo, análisis previos han encontrado que las sanciones contribuyen directamente al aumento de la emigración y que las recesiones tienden a generar mayores tasas de emigración en el corto plazo.8 La afirmación de Bahar y Hausmann de que las sanciones contribuyen a reducir la emigración parece inconsistente con estos cuerpos de literatura.
Bahar y Hausmann9 se apoyan en la llamada hipótesis de la curva migratoria —según la cual, por debajo de cierto umbral de ingresos, una disminución en el ingreso puede reducir la emigración al dificultar que los individuos financien los costos de migrar— para sostener su hipótesis de que los cambios de corto plazo en los ingresos petroleros se asocian con mayores tasas de migración. Sin embargo, la hipótesis de la curva migratoria es una teoría sobre los efectos de largo plazo de los cambios en el ingreso per cápita, no sobre fluctuaciones de corto plazo. Los modelos recientes de esta hipótesis distinguen entre estos efectos de largo plazo, que operan a través de la acumulación de capital humano y físico, y los efectos de corto plazo.10 Por ejemplo, Clemens y Mendola11 muestran que la propensión a emigrar disminuye con el nivel de ingreso para niveles dados de capital humano, de modo que un choque económico negativo puede aumentar la emigración en el corto plazo, mientras que en el largo plazo dicho choque, al dificultar el acceso a la educación, puede reducirla. Las pruebas de esta hipótesis utilizando datos mensuales a lo largo de un período de cuatro años, como las que llevan a cabo Bahar y Hausmann, solo permiten evaluar afirmaciones sobre los efectos de corto plazo de los choques económicos, no sobre la hipótesis de los efectos de largo plazo del desarrollo sobre la migración que la teoría de la curva migratoria busca explicar.
Esta distinción se ilustra quizás de forma más clara en un debate empírico reciente sobre la relación entre migración y desarrollo. En un artículo reciente, Benček y Schneiderheinze12 argumentan que, en contraste con las predicciones de la curva migratoria, existe una relación negativa robusta entre emigración e ingreso per cápita en paneles de datos de varios países, una vez que se controlan los efectos fijos por país. Clemens13 ha criticado estos hallazgos precisamente porque no abordan la relación de largo plazo entre ingreso y desarrollo. Al mismo tiempo, Clemens ha señalado que los hallazgos describen correctamente los efectos de los choques de corto plazo, citando a Venezuela como un ejemplo en el cual deberíamos esperar una correlación negativa entre emigración e ingreso. Según Clemens:14
El artículo [de Benček y Schneiderheinze] nos enseña sobre la correlación entre choques económicos (por ejemplo, un auge petrolero o una crisis cambiaria) y emigración. Si el ingreso cae súbitamente muy por debajo de su tendencia normal —como ocurrió recientemente en Venezuela— podemos esperar que la emigración aumente rápidamente.15 (énfasis añadido)
Otra razón por la cual los hallazgos de Bahar y Hausmann resultan difíciles de comprender es que su elección de datos parece poco adecuada para evaluar su hipótesis. Bahar y Hausmann argumentan que los aumentos en los ingresos petroleros de Venezuela llevan a una mayor emigración desde el país. Sin embargo, para capturar esa emigración, utilizan datos de encuentros fronterizos de venezolanos en Estados Unidos. Una proporción sustancial de los venezolanos que han cruzado hacia Estados Unidos en los últimos cuatro años no provenía directamente de Venezuela; muchos se habían asentado previamente en terceros países —como Colombia, Perú o México— y luego decidieron migrar nuevamente debido al deterioro de las condiciones para los migrantes en esos países, combinado con una recuperación económica más rápida en Estados Unidos tras la pandemia que en gran parte de América Latina.16 Por tanto, no queda claro por qué los venezolanos que residían en otros países de América Latina decidirían abandonar esos lugares en respuesta a un aumento de ingresos petroleros en Venezuela inducido por sanciones. Además, resulta curioso que, dado su enfoque en datos centrados en Estados Unidos, Bahar y Hausmann no consideren la hipótesis más sencilla de que el aumento en la tasa de encuentros fronterizos responde a una mejora en las condiciones económicas en Estados Unidos. Esto es particularmente llamativo dado que citan a Bahar17 por su metodología, pero omiten su propia conclusión de que los cruces hacia la frontera suroeste de Estados Unidos “naturalmente disminuyen cuando se enfría el mercado laboral.”18
En esta nota de investigación, sostenemos que no existe contradicción entre los patrones observados en la migración venezolana —medidos a través de los encuentros en la frontera sur de Estados Unidos— y los hallazgos teóricos y empíricos previos que llevan a esperar que las caídas de exportaciones inducidas por sanciones aumenten la migración. Mostramos que los resultados clave reportados por Bahar y Hausmann se deben a una especificación empírica incorrecta, aparentemente causada por un error de codificación involuntario. Aunque Bahar y Hausmann afirman analizar variaciones interanuales en la migración y los ingresos petroleros, en realidad analizan la duodécima diferencia de las tasas mensuales de inmigración —un cálculo que, hasta donde sabemos, no tiene ninguna interpretación económica significativa en este contexto. Una vez corregidos estos errores de codificación, los resultados centrales de Bahar y Hausmann desaparecen. Además, mostramos que cualquier patrón remanente en sus datos es producto de correlaciones espurias, impulsadas por la fuerte relación entre los precios globales del petróleo y las condiciones económicas en Estados Unidos.
Bahar y Hausmann19 estiman cuatro regresiones para analizar la relación entre los encuentros con inmigrantes venezolanos en la frontera sur de Estados Unidos y los ingresos petroleros de Venezuela. Estas regresiones surgen de la combinación de dos especificaciones empíricas —una en niveles y otra en diferencias— y dos medidas de la variable explicativa principal —ingresos petroleros y precios del petróleo. Su especificación en niveles está dada por:
donde crossings se refiere a los encuentros de ciudadanos venezolanos en la frontera sur de Estados Unidos, oil representa la medida de ingresos petroleros, y m y y son efectos fijos mensuales y anuales, respectivamente, mientras que los subíndices m y y se refieren al mes y al año de los datos. Bahar y Hausmann también presentan una especificación de rezagos distribuidos autorregresivos dada por:
donde Δ denota la diferencia interanual de una variable,
es decir, la diferencia entre su valor en el tiempo t y su valor en el mismo mes del año anterior, t−12. Estas diferencias —comúnmente conocidas como diferencias a 12 meses o datos diferenciados estacionalmente— son, por supuesto, utilizadas habitualmente en macroeconomía como una forma de ajuste estacional. La especificación captura la hipótesis de que los patrones migratorios deberían depender de la migración rezagada, los ingresos petroleros actuales y rezagados, y un término de corrección de error (ECT, por sus siglas en inglés) que representa el grado en que los niveles actuales de migración se desvían de su relación de largo plazo con los ingresos petroleros.
Para cada modelo, Bahar y Hausmann utilizan por separado dos medidas de ingresos petroleros. Primero, especifican el valor de la producción petrolera venezolana, calculado como el producto del precio del Brent por los niveles de producción de Venezuela. Alternativamente, utilizan directamente el precio del Brent, argumentando que este sufre de menor endogeneidad que los ingresos petroleros.20
Comenzamos analizando la especificación en datos diferenciados estacionalmente dada por la Ecuación (2). A pesar de que afirman estimar la Ecuación (2) utilizando diferencias logarítmicas interanuales, Bahar y Hausmann en realidad no estiman dicha especificación. En su lugar, debido a lo que parece ser un error de codificación involuntario, utilizan Δ12 en lugar de en sus regresiones, donde Δ12 es el operador de la duodécima diferencia, es decir
Δ12 es el análogo en tiempo discreto de la derivada duodécima de una función. Si la primera diferencia Δ1 capta el cambio entre and
y la segunda diferencia capta el cambio entre las primeras diferencias, es decir,
entonces la duodécima diferencia Δ12 representa la tasa de cambio de la undécima diferencia Δ11, que a su vez representa la tasa de cambio de la décima diferencia, y así sucesivamente.
Hasta donde sabemos, no existe una interpretación económica de la duodécima diferencia de series temporales que tenga una aplicación relevante al estudio de la migración o su relación con los cambios económicos inducidos por sanciones en los países de origen. De hecho, no estamos al tanto de ninguna otra aplicación previa de medidas de duodécima diferencia en la economía aplicada. Tampoco Bahar y Hausmann afirman que tal interpretación exista. Por el contrario, sostienen estar utilizando variaciones interanuales diferenciadas estacionalmente Δ, como las definidas en la Ecuación (3), cuando en realidad aplican duodécimas diferencias 12 como en la Ecuación (4). Este error parece haberse producido por el uso del prefijo de series temporales D12 en Stata, que se refiere a diferencias de diferencias, en lugar del prefijo correcto S12, que corresponde a diferencias estacionales.21 Tal como explica el Stata User’s Guide, el operador de diferencia estacional y el de diferencia ordinaria no coinciden cuando la diferencia se toma sobre más de un período.22
Que las series utilizadas por Bahar y Hausmann no corresponden a diferencias estacionales es evidente a partir de una simple inspección visual de las figuras que publicaron. En particular, los dos paneles de la derecha de su Figura 1 —replicados en la izquierda de nuestra Figura 2 más abajo en un formato similar al utilizado en su artículo— lo demuestran claramente.23 El rango de variación va de menos 20 millones a más de 40 millones para los encuentros fronterizos, y de menos 20,000 a más de 20,000 para los precios del petróleo. En ambos casos, el rango de las diferencias es varios órdenes de magnitud superior al rango de los niveles —un resultado imposible. Estas no pueden ser diferencias estacionales: es decir, no pueden representar simplemente el cambio entre el valor de la variable en un mes dado y su valor 12 meses antes.
Figura 2: Figuras originales y corregidas de Bahar y Hausmann
La Figura 2 también muestra, en el lado derecho, los gráficos corregidos estimados utilizando diferencias simples estacionales apropiadas (a 12 meses). Estos gráficos exhiben rangos de variación razonables para los cambios interanuales. De manera importante, no revelan ninguna correlación evidente entre las series. Por ejemplo, los precios del petróleo aumentan sustancialmente entre mediados de 2022 y mediados de 2023, mientras que los niveles de migración permanecen en gran medida sin cambios.
La Tabla 1, presentada a continuación, muestra el efecto de reestimar la especificación en diferencias de Bahar y Hausmann, dada por la Ecuación (2) anterior, pero utilizando las diferencias estacionales correctas.24 Las columnas 1 y 2 reportan los resultados de la especificación original de duodécima diferencia de Bahar y Hausmann, que muestran efectos significativamente positivos de los cambios en los ingresos petroleros sobre los cambios en la emigración venezolana hacia Estados Unidos. Sin embargo, una vez corregidas estas especificaciones —como se muestra en las columnas 3 y 4— no encontramos efectos estadísticamente significativos.
1 | 2 | 3 | 4 | |
Especificación | Bahar-Hausmann, 12va diferencia | Bahar-Hausmann, 12va diferencia | Corregida, variación interanual | Corregida, variación interanual |
Ingresos petroleros | 1.35* (0.69) | 0.38 (1.08) | ||
Precios del petróleo | 3.48*** (1.11) | 0.15 (1.11) | ||
Número de observaciones | 35 | 35 | 35 | 35 |
R-cuadrado | 0.79 | 0.7 | 0.81 | 0.7 |
Fuentes: Elaboración de los autores basándose en Bahar y Hausmann (2025a). Errores estándar están en paréntesis. Los asteriscos denotan niveles de significancia: *−10%, **−5%, ***−1%. Todas las regresiones son estimaciones de la Ecuación (2).
Cabe señalar que las estimaciones puntuales obtenidas en nuestra especificación corregida, si bien siguen siendo positivas, son mucho menores tanto en valor absoluto como en relación con sus errores estándar. Los coeficientes correspondientes a las especificaciones de ingresos y precios del petróleo son entre un tercio y una séptima parte del tamaño de sus respectivos errores estándar, con valores p asociados de 0,73 y 0,89, respectivamente. Estas especificaciones, por tanto, son compatibles con una amplia gama de posibles relaciones entre los ingresos petroleros y la migración: los efectos podrían ser grandes y positivos, grandes y negativos, o cercanos a cero. En otras palabras, estos resultados sugieren que los datos propuestos por Bahar y Hausmann —específicamente, las 35 observaciones de variaciones interanuales en las detenciones fronterizas de venezolanos y en los ingresos o precios del petróleo— no son suficientemente informativos como para extraer conclusiones sobre la validez de las hipótesis en competencia con respecto a la relación entre las variaciones en los ingresos por exportaciones inducidas por sanciones en los países de origen y la emigración hacia Estados Unidos.
Ahora regresamos a la especificación en niveles estimada por Bahar y Hausmann (Ecuación [1]). Esta especificación no se ve afectada por la operación de diferenciación de doce períodos. Los resultados, que se muestran en las dos primeras columnas de la Tabla 2, indican una relación marginalmente significativa entre los ingresos o precios del petróleo y las detenciones de ciudadanos venezolanos en la frontera sur de Estados Unidos, una vez controlados los efectos fijos de mes y año.25
El problema con esta especificación, como reconocen los propios Bahar y Hausmann, es que una regresión de series temporales entre dos variables —particularmente en un período corto de tiempo— tiende a generar correlaciones espurias. Incluso si las variables no están relacionadas, la no estacionariedad puede llevarlas a exhibir tendencias estocásticas correlacionadas, lo que produce relaciones aparentemente significativas pero engañosas. El hecho de que las regresiones de series temporales sean propensas a este tipo de correlaciones espurias es ampliamente conocido en econometría, y constituye precisamente la razón por la cual las regresiones en niveles con variables afectadas por tendencias rara vez se utilizan para probar hipótesis causales.26 Atenuar este efecto no deseado es justamente el fundamento del modelo en diferencias presentado en la Ecuación (2). El hecho de que este modelo, cuando se estima correctamente, arroje coeficientes estadísticamente no significativos —y cuyas estimaciones puntuales son órdenes de magnitud menores que en la especificación en niveles— constituye evidencia adicional a favor de la hipótesis de que los resultados del modelo en niveles son espurios.
No obstante, se podría argumentar que, especialmente dada la falta de información de la especificación en diferencias, la presencia de una correlación en la estimación de la Ecuación (1) es al menos digna de mención, ya que sugiere que la migración está aumentando al mismo tiempo que los precios del petróleo o los ingresos petroleros están subiendo. Si bien cualquier interpretación causal debe ser tomada con cautela y deben evitarse conclusiones de política fuertes, el resultado aún podría parecer contraintuitivo, dada la expectativa de que las caídas en los ingresos petroleros conducirían a un aumento de la migración.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que las hipótesis sobre la emigración deben considerar adecuadamente no solo los cambios en las condiciones de los países de origen, sino también, de manera importante, los cambios en las condiciones de los países de destino. En el lenguaje de los estudios sobre migración, deben tener en cuenta lo que comúnmente se denomina “factores de empuje” y “factores de atracción.”27 Al evaluar una correlación como la que se discute aquí, es esencial examinar si la interpretación más razonable la atribuye a las condiciones en el país de origen o en el de destino.
Esta consideración es particularmente relevante dada la naturaleza de los datos utilizados por Bahar y Hausmann, que se refieren a las detenciones de ciudadanos venezolanos que intentaban ingresar de manera irregular a los Estados Unidos a través de la frontera con México. En este contexto, es razonable esperar que las condiciones en los Estados Unidos jueguen un papel importante en la configuración de las tendencias migratorias. Además, como ya hemos discutido, muchos de los ciudadanos venezolanos que intentaban ingresar a los EE. UU. no residían en Venezuela inmediatamente antes de tomar la decisión de migrar. Esto sugiere que las condiciones en Venezuela podrían no ser el determinante más relevante de su comportamiento migratorio. En consecuencia, cualquier correlación entre los ingresos petroleros de Venezuela y la migración en esta serie podría reflejar variaciones más amplias en las condiciones económicas globales que afectan tanto los ingresos petroleros como el atractivo de migrar hacia los Estados Unidos.
La Figura 3 a continuación ilustra una posible razón de preocupación: muestra una fuerte relación negativa entre los precios del petróleo Brent —la medida que Bahar y Hausmann afirman es la menos contaminada por endogeneidad para los fines de su análisis— y la tasa de desempleo en los Estados Unidos, un indicador estándar de las condiciones del mercado laboral. Una tasa de desempleo baja refleja un mercado laboral más ajustado, lo que debería hacer más atractivo para los migrantes intentar ingresar a los Estados Unidos.
Es relevante destacar que el desempleo en los EE. UU. fue alto durante la fase inicial de la pandemia de COVID-19, que también marca el comienzo del período analizado por Bahar y Hausmann. Durante este mismo período, los precios del petróleo fueron bajos debido a la recesión global inducida por el COVID, y comenzaron a recuperarse al mismo tiempo que el mercado laboral de EE. UU. mejoraba. Este patrón sugiere la hipótesis alternativa de que lo que está impulsando el aumento de la migración de nacionales venezolanos no son los mayores ingresos petroleros en manos del régimen de Maduro, sino la recuperación más amplia de la economía de EE. UU. entre 2020 y 2024. Dicho de otra manera, si bien los precios globales del petróleo pueden ser razonablemente exógenos a las condiciones económicas en Venezuela, son claramente endógenos a las condiciones económicas en los Estados Unidos, un país que representa una quinta parte del consumo mundial de petróleo —y cuya recuperación económica en ese momento estuvo estrechamente vinculada a la de otras grandes economías que también son fuentes clave de la demanda global de petróleo.28
Figura 3: Precios del petróleo y tasa de desempleo en los EE. UU., 2020-2024
Fuentes: Elaboración de los autores basada en Administración de Información Energética de EE.UU. (2025) y FRED (2025).
La Tabla 2 a continuación evalúa esta hipótesis de manera más sistemática. Las columnas 1 y 2 reproducen los resultados de Bahar y Hausmann, que muestran una relación positiva y de significancia marginal entre la emigración de venezolanos hacia los Estados Unidos y los ingresos o precios del petróleo. Sin embargo, estas regresiones no incluyen variables explicativas alternativas, como indicadores de las condiciones del mercado laboral en los EE. UU.
En la Especificación 3, ejecutamos las mismas especificaciones pero utilizando la tasa de desempleo en los EE. UU. en lugar de los ingresos petroleros venezolanos, y encontramos una fuerte relación negativa y estadísticamente significativa entre el desempleo y la migración venezolana hacia los EE. UU. De manera importante, el R² de la regresión aumenta una vez que se incluye la tasa de desempleo en los EE. UU., lo que sugiere que su poder explicativo es mayor que el de los ingresos petroleros de Venezuela. En otras palabras, utilizando la especificación de Bahar y Hausmann, podríamos argumentar que la migración venezolana no está impulsada por los precios o los ingresos del petróleo en Venezuela, sino por una hipótesis más sencilla e intuitiva: más personas desean migrar a los Estados Unidos cuando hay más empleos disponibles allí.
Las Especificaciones 4 y 5 ponen a prueba estas hipótesis contrapuestas, incluyendo tanto las medidas de ingresos petroleros y precios de Bahar y Hausmann, como la tasa de desempleo en los EE. UU. Como era de esperar, dada la fuerte correlación negativa ilustrada en la Figura 3, existe una considerable colinealidad entre las variables. Esto infla los errores estándar y debilita la precisión de ambas estimaciones. No obstante, el coeficiente de la tasa de desempleo en los EE. UU. permanece más cerca de la significancia estadística, con un valor t cercano a dos, mientras que los coeficientes de las variables de ingresos petroleros muestran estimaciones puntuales de magnitudes similares a sus errores estándar y, por lo tanto, están lejos de los umbrales convencionales de significancia.
1 | 2 | 3 | 4 | 5 | |
Ingresos petroleros | 1.74** (0.83) | 0.87 (0.82) | |||
Precios del petróleo | 2.35* (1.21) | 1.25 (1.01) | |||
Desempleo en EE.UU. | −0.65** (0.28) | −0.47 (0.28) | −0.50* (0.25) | ||
Número de observaciones | 48 | 48 | 48 | 48 | 48 |
R-cuadrado | 0.86 | 0.86 | 0.87 | 0.87 | 0.87 |
Fuentes: Elaboración de los autores. Errores estándar están en paréntesis. Los asteriscos denotan niveles de significancia: *−10%, **−5%, ***−1%. Todas las regresiones son estimaciones de la Ecuación (1) y, por tanto, incluyen efectos fijos de mes y año.
En resumen, los datos limitados sobre los encuentros en la frontera no nos permiten distinguir de manera definitiva entre las hipótesis contrapuestas de que la migración está impulsada por cambios en los ingresos petroleros venezolanos o por las condiciones del mercado laboral en los EE. UU. Sin embargo, dada la extensa literatura que muestra que las condiciones del mercado laboral en el destino influyen significativamente en los flujos migratorios,29 la interpretación más razonable de este patrón es que la correlación observada entre la migración venezolana y los ingresos petroleros es espuria, derivada de la omisión de una variable explicativa clave: las condiciones económicas en el país de destino.30
Hemos demostrado que la hipótesis planteada por Bahar y Hausmann —que mayores ingresos petroleros para Venezuela conducen a un aumento en la emigración— no encuentra respaldo concluyente en los datos que ellos utilizan. Las inferencias que realizan se basan en una especificación empírica incorrecta, aparentemente derivada de un error de codificación. Corregir el error da como resultado estimaciones puntuales pequeñas e insignificantes, y el tamaño de los intervalos de confianza asociados sugiere que este conjunto de datos limitado no cuenta con suficiente información para permitirnos evaluar de manera significativa las hipótesis sobre los determinantes de la migración venezolana. Además, los resultados que no se ven afectados por este error metodológico siguen estando distorsionados por la falta de consideración de las condiciones económicas de EE. UU. como un posible factor impulsor de la inmigración.
En resumen, las correlaciones presentadas por Bahar y Hausmann no demuestran que los aumentos en los ingresos petroleros de Venezuela causen una mayor emigración, como ellos sugieren. Más bien, parecen reflejar el hecho de que la mejora en las condiciones del mercado laboral en Estados Unidos —algo que a su vez está correlacionado con la demanda global y los precios del petróleo— hace que la migración hacia ese país resulte más atractiva. Al tener esto en cuenta, el supuesto vínculo positivo entre los ingresos petroleros de Venezuela y la migración —que constituye la pieza central de la hipótesis de Bahar y Hausmann— desaparece.
Lo que está en juego al comprender correctamente la relación entre sanciones y migración es de gran importancia. Si la decisión de volver a imponer sanciones de “máxima presión” sobre Venezuela sume al país en una nueva recesión profunda, podría desencadenar un deterioro severo en las condiciones de vida —en una nación que ya ha soportado una de las peores crisis humanitarias documentadas en la historia económica moderna. Por ello, es imperativo que la política exterior de Estados Unidos en este ámbito se base en evidencia sólida e investigación rigurosa. Lamentablemente, el trabajo reciente de Bahar y Hausmann no contribuye a fortalecer dicha base de evidencia.
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Agradecemos a Dan Beeton, María Eugenia Boza, Debarati Ghosh, Nicolás Idrobo, Dorothy Kronick, Alex Main y Mark Weisbrot por sus comentarios y sugerencias, y a Luisa Elena García por su excelente asistencia en la investigación. Los datos y el código de nuestros resultados están disponibles en https://dataverse.harvard.edu/dataset.xhtml?persistentId=doi:10.7910/DVN/7CXX8 Todos los errores son responsabilidad nuestra.