22 Diciembre 2021
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Mi opinión podrá ser minoritaria, pero estoy muy confiado en que el 2022 será un muy buen año económico. Estamos ante una situación con bajo desempleo, baja inflación y salarios reales altos: probablemente la mejor situación económica que hemos visto en muchas décadas.
En las últimas semanas, la inflación ha ocupado un lugar central en la mente de la gente, ya que los medios de comunicación nos han contado un sinfín de historias sobre el aumento de los precios de la gasolina, la leche y otros artículos. Muchos se han convencido de que la inflación sólo aumentará, superando los salarios y dejando a la mayoría de los trabajadores en peor situación. Pero esto no sucederá.
En este momento, vemos una inflación causada por problemas en las cadenas de suministro en el contexto de la reapertura de la economía. Prueba de ello es que vemos grandes incrementos en la inflación en casi todas partes. El Reino Unido, Alemania, España y muchos otros países han experimentado aumentos de precios similares a los que vemos en los Estados Unidos.
Esto es importante porque llegará el momento en que estos problemas en las cadenas de suministro sean superados. Cuando esto ocurra, la inflación se ralentizará y, en muchos casos, se revertirá.
Ya estamos viendo esto suceder en algunos casos. El precio de la gasolina aumentó en aproximadamente un 50 por ciento el año pasado. Esto fue el resultado del aumento de los precios del petróleo a raíz de la recesión pandémica. Los productores de petróleo que cerraron operaciones durante la pandemia se han visto sorprendidos por el rápido crecimiento de la economía. Ahora se están poniendo al día, y el precio mundial del petróleo ha bajado un 20 por ciento desde su pico en noviembre. Pronto los precios del gas seguirán la tendencia descendente de los precios del petróleo.
Algo parecido pasa con los automóviles. Los precios de los automóviles nuevos y usados se dispararon el año pasado principalmente porque la escasez mundial de semiconductores obligó a los fabricantes de automóviles a recortar la producción. Muchos fabricantes han recuperado su capacidad de producción ahora, y es probable que otros lo hagan pronto. Esto significa que los aumentos de precios de 2021 se revertirán en gran medida en 2022.
Con la inflación cayendo rápidamente, los salarios de los trabajadores alcanzarán más. En 2022, muchos trabajadores deberían estar en condiciones de asegurar aumentos salariales que superan con creces la inflación.
La tasa de desempleo del 4,2 por ciento reportada para noviembre ya es baja según los estándares históricos, y seguirá siendo baja en 2022. Es probable que veamos una tasa de desempleo cercana al 3,5 por ciento a mediados de año, la más baja en 50 años
El bajo desempleo beneficia principalmente a los trabajadores más desfavorecidos. En un mercado laboral ajustado, los trabajadores negros y latinos, los trabajadores con menos educación y las personas con antecedentes penales están obteniendo oportunidades que tipicamente no tienen.
También es probable que las tasas hipotecarias se mantengan bajas. Esta es una buena noticia tanto para los compradores de vivienda como para las personas que aún no han refinanciado su hipoteca.
Las bajas tasas de interés hipotecarias también deberían ayudar a impulsar el tipo de transición que comenzó durante la pandemia, al tiempo que aumentan las oportunidades para trabajar desde casa. Con muchos empleadores ahora haciendo permanentes las opciones de trabajo desde casa, la gente se está mudando de ciudades más caras como Nueva York y San Francisco a pueblos y ciudades con precios más bajos. Este proceso se acelerará en 2022.
La gran incógnita para la economía en 2002 es el curso que tomará la pandemia. Hay mucha incertidumbre, pero también algunos motivos para el optimismo, a pesar del fuerte aumento de casos y muertes en esta temporada navideña. Las tasas de vacunación continúan aumentando y la evidencia sugiere que las personas completamente vacunadas están protegidas en gran medida contra enfermedades graves o la muerte.
Otro factor que podría ser una buena noticia es la prevalencia de la variante ómicron. Sabemos que la cepa ómicron es más transmisible que la cepa delta u otras variantes de la COVID-19. Pero la evidencia hasta ahora sugiere que es considerablemente menos peligrosa. Aunque los casos han aumentado drásticamente en Sudáfrica, el primer país donde se identificó el ómicron, no ha habido un aumento correspondiente en las hospitalizaciones y muertes.
Todavía es temprano, y el panorama podría cambiar cuando tengamos más información. Sin embargo, por lo que estamos viendo hasta ahora, si el ómicron se convierte en la variante dominante, es posible que tengamos menos que temer de la pandemia.
Este es mi pronóstico para 2022. Son buenas noticias en su mayoría, pero perdura una gran incertidumbre fruto de la pandemia.