Cambio de Régimen en Haití: Llámese como se llame, es un golpe

15 Junio 2004

15 de junio, 2004, Mark Weisbrot En inglés
Knight-Ridder/Tribune Media Services — 2 March 2004
Aventura News — 15 June 2004

Todavía no conocemos las circunstacias exactas bajo las cuales el presidente Aristide salió de Haití el Domingo 29 de Febrero. Aristide, al igual que algunos miembros del Congreso de los Estados Unidos, ha calificado su salida como un secuestro. La administración Bush ha negado esta acusación.

Un punto está muy claro: Aristide no dejó la presidencia voluntariamente sino que derrocado con la ayuda de los Estados Unidos.

Por informes de prensa sabemos que los Estados Unidos estaban a cargo de la seguridad de Aristide. No hubo riesgo alguno para ciudadanos estadounidenses, personal de la embajada o para ninguna persona que nuestro gobierno quisiera proteger. Aunque militares estadounidenses pudieron resguardar al aeropuerto, el Secretario de Estado Colin Powell informó a Aristide que los Estados Unidos no le protegerían. En otras palabras, el mensaje fue: debes renunciar y salir del país o arriesgas ser asesinado.

Peor todavía, el Lunes 1 de Marzo, el Miami Herald reportó que “la administración Bush impidió un intento de último minuto del presidente Aristide para reforzar a sus guarda-espaldas.”

La administración Bush ya había dicho que Aristide debía renunciar. Durante los últimos tres años la administración del presidente Bush ha estado trabajando para derrocar a Aristide — lo que ha generado caos en Haití.

Las principales Instituciones Financieras Internacionales -incluídos el FMI, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo–, han apoyado los esfuerzos de desestabilización de la administración Bush. Estas organizaciones han suspendido cientos de millones de dólares en créditos para Haití, uno de los países más pobres de el planeta.

El pretexto fue una disputa sobre la elección de siete senadores del partido político de Aristide en el año 2001. Aristide ofreció todas las soluciones posibles pero esto no importó. Con el respaldo de Washington y de las principales Instuticiones Financieras Internacionales, la oposición no aceptó otra salida que la renuncía de Aristide. El rol asignado a las Instituciones Finacieras fue el de matar de hambre a Haití hasta que su presidente electó deje el poder.

Este fue un crímen terrible. Las Instituciones Financieras deberían ser obligadas a rendir cuentas por haber contribuido al incremento de la miseria y el sufrimiento de la población de Haití.

Este último golpe es, en algunos aspectos, una repetición del golpe que derrocó a Aristide en 1991. Aunque muchos estadounidenses saben que en 1994 el presidente Clinton envió veinte mil hombres para restaurar a Aristide en el poder, generalmente no conocen el rol que su país jugó históricamente en Haití.

Los Estados Unidos, ocuparon Haití militarmente desde 1915 a 1934, y brindaron un respaldo conseiderable a la familia de asesinos Duvalier quienes gobernaron el país desde el 1956 al 1986, tuvo problemas cuando Haití mantuvo las primeras elecciones democráticas de su historia.

Aristide, un sacerdóte populista que predicaba la teología de la liberación, fue elegido presidente en 1990. Luego de haber estado siete meses en sus funciones, fue derrocado por las fuerzas armadas. Un tiempo después el New York Times reportó que los oficiales que lideraron el golpe, cobraban salarios de la CIA. La participación de Washington no terminó ahí.

Un escuadrón de la muerte, conocido por sus siglas en Francés como F.R.A.P.H., fue creado y asesinó por lo menos a 3000 seguidores de Aristide en sus primeros 3 años de existencia. En una entrevista concedida al programa de televisión “60 minutes”, el fundador de este escuadrón, Emanuel Constant, afirmó que fue pagado por la CIA para crear y mantener a esta organización durante la dictadura. Actualmente vive en Nueva York.

El segundo hombre en el escuadrón de la muerte, Louis-Jodel Chambian, quien fue condenado por asesinato, fue uno de los líderes en la insurrección de la semana pasada. El Martes 2 de Marzo, el New York Times resumió la situación en Haití después del golpe de la siguiente manera: “estos hombres, quienes la semana anterior fueron llamados por Colin Powell maleantes, representan ahora con sus pocos seguidores la seguridad nacional en Haití.”

El Lunes 1 de Marzo, cuatro presuntos seguidores de Aristide fueron encontrados muertos de bala con las manos atadas a sus espaldas. Parece que la administración Bush no tiene apuro en prevenir este tipo de atrocidades que se asemejan mucho a las ocurridas después del último golpe.

Algunos miembros del Congreso, incluyendo al candidato presidencial demócrata John Kerry, han expresado sus deseos de lanzar una investigación para saber que pasó con Aristide. Otros países deberían hacer lo mismo. Cuando el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, fue derrocado en Abril de 2002, la administración Bush apoyó el golpe y quiso dar la impresión de que Chávez había “renunciado.” Sin embargo, Bush tuvo que cambiar sus posición luego de que 19 países de Latinoamérica, incluídos México y Brasil, condenaran el golpe.

¿Dónde están estos países ahora?


Mark Weisbrot, es Co-Director del Center for Economic and Policy Research en Washington DC (www.cepr.net).

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